Para conocernos!

Es una profesión de ayuda que tiene como objetivos fundamentales la prevención, el cambio y el desarrollo personal. Su traducción oficial es "consultoría Psicológica", y se caracteriza por tareas de asesoramiento, orientación y acompañamiento, además de aconsejar, a personas en situaciones de crisis o conflictos y en sus búsquedas del bienestar y sentido.

Esta es la definición más amplia de esta disciplina que surge con identidad propia hace más de 60 años y que tuvo un amplio desarrollo desde hace casi 15 años.

Diferenciándose de lo que comúnmente conocemos como "terapias" por el hecho de que su foco no es la enfermedad, ni lo patológico, sino la salud y la vida plena. El Counseling, poseedor innato de una Actitud Mental Positiva, llega con una fuerte impronta humanista, especialmente centrada en la persona, siendo ésta la orientación desarrollada por Carl Roger, la cual plantea una radical confianza en la capacidad innata del ser humano para encontrar por si mismo los recursos necesarios para vivir su vida de la mejor manera posible.

Esta tendencia natural al crecimiento puede ser desplegada a partir del encuentro con otra persona (en este caso el profesional del Counseling), capaz de establecer un vínculo que se caracterice por la ausencia de amenaza y por la presencia de empatía, aceptación y autenticidad. Entonces, el Counselor que se forma en esta orientación, además de su capacitación teórica y técnica, se entrena profundamente en la comprensión e incorporación de estas actitudes facilitadoras que crean las condiciones para que el crecimiento personal ocurra.

Funciones del Counseling

En el counselor se puede encontrar un profesional con el cual sentirse completamente seguro, comprendido y aceptado de modo tal que cualquier vivencia, cualquier pensamiento o sentimiento, aun los más abominables para uno mismo. Pueden ser recibidos y expresados. Lo que Ud. expresa confusamente es devuelto por el profesional con absoluta claridad y aceptación, sin una pizca de juicio o condena, demostrando que comprende lo que pasa en las fibras más intimas, aún de manera más clara que uno mismo. El counselor lo recibe tal cual es y ayuda a ser más uno mismo, sin tanta defensa y temor. Las necesidades de respeto, valoración, empatía, autonomía y apoyo se pueden ver satisfechas en un vínculo que permite explorar nuevas posibilidades para la vida y para el crecimiento. Se pueden descargar tensiones y emociones encontrando la sanación y renovación que permiten seguir adelante con sus proyectos con mayor fortaleza interna. El Counseling es un lugar donde puede sentirse verdaderamente a salvo, como para correr el riesgo de ser completamente usted mismo.

Que hacen los Counselors?

Toman consultas de persona o grupos que necesitan una orientación o un proceso de ayuda para tomar decisiones, resolver algún problema o destrabar conflictos que dificultan el transcurrir vital. Crean condiciones de bienestar psicoespiritual, en niveles individuales, interpersonales y comunitarios y abren caminos hacia un mejor despliegue personal.

Aprenden a escuchar de un modo empático e incondicional y desde su congruencia y autenticidad elabora técnicas con el objetivo que sus consultantes recobren la integridad perdida y elijan modos más favorables de conducirse y estar en el mundo.Derivan o trabajan en equipos interdisciplinarios cuando detectan patologías médicas o psíquicas. Ayuda a tomar decisiones favorables, facilitando la transformación y el despliegue de potenciales personales, asistiendo durante el proceso de cambio.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Cómo afrontar una infidelidad?

Hay muchas situaciones que causan tensiones en la pareja, ya sean a nivel económico, afectivo, con los hijos; sin embargo, la infidelidad es la que genera más crisis y dolor. Cada pareja lo vivirá de diferentes maneras, pero tras el impacto que causa la noticia, lo común es que se experimenten sentimientos negativos de decepción y frustración.
Experimentar sensaciones de rabia, rencor, odio, sed de venganza e incluso histeria, son reacciones “normales” entre los que han padecido por causa de la infidelidad. Estas reacciones, al principio, son totalmente aceptables e irán desapareciendo con el paso de los días para poder salir delante de manera positiva.  Entramos en el plano de la anormalidad, cuando estas reacciones pasan a ser estados de ánimo permanentes que deterioran, aún más, la relación que pueda quedar entre ambos miembros de la pareja. El miembro de la pareja engañado siente que su autoestima ha disminuido; en algunos casos, echándose la culpa o auto-compadeciéndose por lo sucedido. Hay diferentes tipos de infidelidades: está la persona que es infiel, pero quiere continuar con su pareja y está aquella que con la infidelidad ha dado el paso de ruptura sin intención de rectificar su accionar. Es pensando en este último caso por el que damos las alternativas siguientes.

Recursos para enfrentar la infidelidad:

•Desarrollar una buena autoestima: La autoestima del que ha sufrido el desengaño es clave para salir adelante tras una infidelidad. Hay que trabajar sobre ella, apoyándose en los afectos, en la terapia y/o en los grupos especializados que brindan ayuda para este tipo de situaciones.

•Desechar los sentimientos de culpa: Está la tendencia a querer encontrar una explicación lógica al engaño ajeno. La persona infiel, ha tomado esa actitud más allá de los problemas que puede haber en una pareja ya que, antes de buscar soluciones, se decide por otro camino.

•Distraer la mente: Pensar de continuo en el tema, no traerá las soluciones esperadas. Llevará tiempo el poder “re-ordenarse” y para ello necesitamos tener una mente despejada. Por esto es prudente realizar actividades que eleven el amor propio y mantengan la mente y cuerpo ocupados.

•Entrar en el proceso de duelo: El duelo es necesario para poder aceptar la realidad y recibir el cambio. Una persona que ha sido engañada no tiene por qué sufrir toda la vida por eso, aunque el infiel haya sido el amor de su vida hasta el momento.

 •Establecer metas: Tener nuevas metas es lo primero que hay que plantearse cuando el duelo ha pasado, no antes. Cuando se ha aceptado la situación, pasando de la agitación a la paz interior, podemos pensar en qué camino queremos transitar para llevar una vida fructífera. Una nueva relación es factible aunque, al principio, parezca imposible.

•Sostener la decisión: Una vez que la situación ha sido o está siendo superada, hay que ser lo suficientemente fuerte para sostener la decisión ya que, en muchos casos, la otra parte de la pareja puede querer recomponer la relación.

En el caso de los hombres infieles, hay que tener en cuenta que a muchos de ellos separan “amor de sexo”; a pesar que vienen arrepentidos, no quieren terminar con su pareja, a la que han sino infieles, sino mantener una relación pasional con otra persona que, muchas veces, consideran pasajera.
Cada relación de pareja es diferente, y cada una decidirá si debe perdonar o no; lo que cada uno debe tener muy en claro es que no se deben permitir jugar con los sentimientos del otro.
La autoestima del miembro de la pareja que ha sufrido la infidelidad, como hemos dicho, es muy importante en la resolución de la situación ya sea que se disuelva el vínculo o perdone y continúe a su pareja. Si eres de las personas que están dispuestas a perdonar y continuar, además de comprender lo que te ha pasado, debes saber que puedes volver a sentir esa sensación de desconfianza hacia la persona que tienes a tu lado –sea la misma u otra-. Por ello, debes armarte de fuerza y mantener la decisión tomada, sea cual sea.
“Querer es poder”, quien quiere perdonar lo logra, quien quiere superar una infidelidad lo logra.
La AMP: Es la Actitud Mental Positiva. Muy importante también para el proceso de superación de la infidelidad, es vivir en forma permanente la AMP para todas las cosas que te sucedan en la vida.

CONSULTORÍA PSICOLÓGICA:   -Un espacio para el desarrollo personal.
                                                             -Counselor Lourdes Rayson (Técnica Superior en                                                                                  Consultoría Psicológica)

                                                             -TELÉFONOS: 4-716-4048/ 1554749944

domingo, 25 de agosto de 2013

El Miedo

El miedo es una de las emociones humanas más primitivas que existen, debido a que está orientado a la supervivencia del individuo, es decir, es una respuesta natural a un desafío.
Se trata de un mecanismo de defensa que genera el propio cuerpo ante situaciones de peligro inminente. En efecto, el miedo nos alerta ante la presencia de riesgos que atentan contra nuestra vida: un perro de aspecto amenazador, el campo abierto durante la noche, un sonido que no sabemos de dónde proviene, un auto que se acerca a toda velocidad.
Dado que se trata de una respuesta natural, innata al ser humano, no existe persona que no tenga algún miedo. Generado por alguna situación particular, inducido por la palabra de alguien o por una película, concebido desde nuestra propia imaginación: el miedo es una reacción a algo desconocido o que puede amenazarnos.
En la actualidad, la psicología y la neurología han clasificado el concepto en dos tipologías o modos de respuesta: bioquímica y emocional.
La respuesta bioquímica generada por el temor es de carácter universal. Ante una situación de peligro, ciertos signos físicos mensurables prueban que tenemos miedo: aumenta inmediatamente el pulso cardíaco y la sudoración, se dilatan las pupilas, al mismo tiempo que se elevan los niveles de adrenalina en sangre, (una hormona que secreta el organismo para controlar el miedo).
En conjunto, este haz de respuestas bioquímicas se conoce como “pelea o vuela” –en inglés, fight or flight-, proceso complejo y automático gracias al cual el cuerpo se prepara para pelear o huir rápidamente.

En cambio, la respuesta emocional es mucho más personalizada que la anterior. Algunas personas manifiestan adicción a la adrenalina, lo que se refleja, por ejemplo, en la práctica de deportes extremos o la exposición voluntaria a situaciones riesgosas. Otros, por el contrario, tienen una respuesta negativa ante la sensación del miedo: evitan a toda costa las situaciones de peligro, e incluso tratan de no enfrentarse a ningún tipo de problema. Entonces, cada uno de nosotros, que es el resto de la humanidad, que es la humanidad, debe mirar un hecho muy simple, observar, ver, que el pensamiento y el tiempo son los factores que dan origen al miedo. Entonces, la percepción misma es la acción. Y, a partir de ahí,  ya no dependemos de nadie. Si lo vemos muy claramente entraremos en una dimensión espiritual de la que surgirá la libertad.

martes, 14 de mayo de 2013

LA EXIGENCIA


El que se exige mucho a si mismo también es exigente con los demás, esta es la actitud de todos los que aspiran a la excelencia.
La persona que le exige a otros, cree que necesitan de su permanente control para que tengan un buen rendimiento.
Algunos se pueden hasta sentir bien con un líder exigente, cuando se sienten identificados con su proyecto y porque los obliga a sacar lo mejor de ellos mismos; pero sin embargo, también necesitan ser escuchados y reconocidos.

Las exigencias tienen que tener un límite porque el líder necesita a sus subalternos tanto como ellos lo necesitan a él.
Los líderes exigentes tienen que tener en cuenta que los que ejecutan sus órdenes además de lograr resultados, tienen que sentirse bien haciendo lo que hacen, circunstancia que los obliga a prestar atención a su bienestar, sus necesidades y sus intereses.
Una exigencia se torna menos acuciante cuando todos participan de su realización y llegan a ser reconocidos individualmente por su trabajo.
El líder que exige y su equipo, orientados hacia la excelencia, constituyen una unidad funcional, cada uno ejecutando su rol, haciendo lo que saben hacer mejor, motivados por un propósito común.
La auto-exigencia es el enemigo interior que produce estrés y que puede llegar a matarnos; porque un alto nivel de exigencia es la consecuencia de elevadas expectativas con respecto a la imagen que deseamos proyectar y que creemos que los demás tienen de nosotros mismos.

Para defender esa imagen ilusoria, muchos pierden la vida debido a un infarto, que es cuando el motor de la existencia dice basta.
Por lo tanto, la diferencia entre la vida y la muerte depende de la capacidad de conocimiento de uno mismo y del reconocimiento de nuestras reales capacidades de realización, cuando nos proponemos nuestras propias metas.
No hay que olvidar que vivir es la meta de todas las metas, solo que muchas veces esta realidad se deja de lado en pos de inhumanos ideales



COUNSELING: CONSULTORÍA PSICOLÓGICA ¿POR QUÉ SE ENFERMA NUESTRO CUERPO?


Comencemos con el Cerebro:
A las funciones instintivas originales de cerebro, con el paso del tiempo, se le sumaron, una gran cantidad de funciones nuevas, de las que sobresalen: el aprendizaje, la imaginación y el razonamiento.
Por lo general, una mayor educación escolar, formal o académica, favorece un mayor intelecto y por lo tanto una mayor control sobre los instintos y las emociones. Pero también a la inversa, las emociones y los instintos influyen sobre los pensamientos en forma notable.
Podemos dividir al cerebro en dos; el cerebro racional que es quien controla al cerebro instintivo.
Las emociones aparecen como respuesta a los diferentes pensamientos.
Por ejemplo; cada vez que un estímulo altera al cerebro, el cuerpo se prepara para la supervivencia (huir, pelear o para el amor). Cambia el carácter y desaparece el equilibrio interno, es ahí entonces donde aparecen los síntomas.
¿Cómo, cuándo y por qué, comienzan las enfermedades?
Podríamos decir que la enfermedad comienza después de la respuesta emocional y esta se mantiene cuando el cerebro mantiene sus respuestas emocionales, todo parte de las emociones y es ahí cuando el cuerpo se enferma.
Las respuestas dependen de los instintos heredados y de los sucesos ocurridos: agradables, amenazadores o peligrosos; registrados durante la vida. No dependen siempre de la razón y SIEMPRE desencadenan emociones.
Las personas que padecen Ataques de Pánico son el más claro ejemplo de cómo actúa la memoria instintiva. Las respuestas emocionales que experimentamos:
·         Desordenan el razonamiento.
·         Cambian el carácter.
·         Modifican el sistema endócrino (regulación hormonal).
·         Alteran al Sistema Nervioso Autónomo.
·         Bloquean al sistema Inmunológico
Las personas más sanas y felices; serán aquellas que tengan la mayor capacidad de adaptación y puedan tomar decisiones con menos cantidad de información. Frente al mismo estímulo, cada persona siente y responde de manera particular; cada persona “percibe” e “interpreta” un acontecimiento de manera diferente, por lo tanto su respuesta dependerá de dicha apreciación.
Pensemos que el verdadero estado de salud está relacionado con el estado anímico entre nuestro cuerpo y nuestro medio ambiente, independientemente de nuestras falencias físicas, mentales, sociales, económicas, etc.
La Curación:
La única posibilidad de romper este circuito (los estímulos del exterior que se vuelven incontrolables provocando estrés crónico) es modificar nuestros pensamientos y emociones. Ahora, nunca podremos curarnos espontánea o naturalmente a menos que antes, podamos realizar nuestra curación emocional.
Comenzar a flexibilizar las fronteras de lo ya interpretado, para poder cambiarlo, poder ver nuevos caminos, entender que el verdadero problema (aquello que nos enferma) es la interpretación que hacemos de los hechos.
Podemos pensar que existen diferentes caminos no explorados dentro tuyo que te guíen hacia la salud emocional?

Cómo manejar stress?




Muchas personas sufren de hipertensión, ataques cardíaco, bajo rendimiento laboral, entre otros…no es fácil convivir y vivir en esta sociedad consumista, en la que el tiempo parece convertirse en lo inmediato, “ya”, “ahora”.
Al comienzo, el stress es una reacción adaptativa. Pero cuando no se resuelve y pasa a ser un estado crónico (habitual), se convierte en una situación patológica (enfermiza), y por lo tanto desadaptativa. Cuando no puede eliminarse, lo que ocurre en la mayoría de los casos, es posible manejarlo. Y para ello, es necesario ubicar, aquello que lo produce.

 Estos núcleos desencadenantes pueden ser:
-          Biológicas: como heridas, enfermedades, consumo excesivo de tabaco, alcohol o drogas, mala alimentación, falta de ejercicio, falta de sueño.
-          Sociológicas: conflictos que se tienen con la pareja, el jefe, los amigos, la familia. Influye además el aspecto financiero (monetario) o político.
-          Psicológicas: como actitudes negativas en relación a las cosas que normalmente ocurren, rabia, miedo, ansiedad o depresión.
-          Ambientales: que incluyen todas las formas de contaminación (del aire, del agua), en los lugares donde actúa la persona.

Cuando la persona se encuentra sometida al estímulo stressor (aquello que provoca el stress) y no ha huido ni luchado ni se ha reestructurado cognitivamente (cambio en procesos de pensamiento y conducta) para manejarlo, empieza a generar respuestas no específicas, que son comunes a todas las personas en esta situación: piel grasa y fría, manos frías, pies y manos traspiradas, necesidad de orinar muy frecuentemente, tensión en los músculos abdominales, acidez estomacal, palpitaciones, enrojecimiento de la cara, calor en el rostro, manos temblorosas, respiración rápida y corta.
Ciertas personas experimentas algunos de estos síntomas, otras, la mayoría.
A medida que pasa el tiempo, comienza a alterarse un sistema específico. Se trata del sistema cardiovascular  (por ejemplo, una enfermedad cardiovascular). Si es el sistema digestivo (por ejemplo, colon irritable, o una úlcera). Si se trata de la piel (por ejemplo, soriasis, distintos tipos de irritación o alergias).
Cómo saber si tengo stress? Se puede controlar la temperatura de las manos, tocándose la cara con ellas. Si las manos están frías, ya es un síntoma. También la tensión arterial alta y el comportamiento más agitado y el menor rendimiento, son indicadores valiosos.
Otra forma es, reflexionar sobre lo que ha sucedido: muerte de un hijo, de la pareja, despido, cambio de trabajo, de casa o de barrio y otras situaciones fuertes que repercuten en las personas y gatillan el stress.

Es importante consultar con un profesional en la salud y descartar que no se trate de una enfermedad. Como también es importante consultar con profesionales psicológicos, para obtener un espacio de reflexión, donde se sientan contenidos para poder relajarse, cambiar la manera de ver las cosas, y sobre todo mantener una actitud positiva frente a la vida.

ASESORAMIENTO PSICOLÓGICO:

-Un lugar de comunicación afectiva y efectiva.
                    -Un lugar para el cambio y el crecimiento personal.
                     -Un lugar para producir equilibrio y hacer más sencilla la vida

CONSULTORÍA PSICOLOGICA/ COUNSELING “LA DEPENDENCIA EMOCIONAL”


Cuando las personas enfrentan una crisis emocional se producen problemas de  dependencia emocional. Es estos casos, el síntoma de dependencia desaparece tan pronto como se supera el problema que lo originó.
La falta de confianza: Habitualmente, estos problemas se observan ya desde la niñez o la adolescencia y continúan a lo largo de la vida. El individuo se cree incapaz de actuar por cuenta propia y permite, pasivamente, que los demás asuman responsabilidades en las áreas fundamentales  de su vida.
Causas y soluciones: es común que este tipo de problemas provoque ansiedad y depresión, ya que estas personas están preocupadas de perder las relaciones que los “aseguran”.
Actualmente existen tratamientos que se han demostrados efectivos, en lo que es importante indagar sobre las experiencias tempranas, que le hicieron ver al mundo y a sí mismo, en forma distorsionada.
Luego se promueve un cambio gradual hacia una visión realista y positiva, poco a poco, se irán cambiando estas conductas desadaptativas por otras más adecuadas.
Es importante consultar a un profesional y ver dentro del contexto de este individuo las posibilidades para obtener una ayuda eficaz, cuestionando aquellas creencias que sólo forman parte del pasado y a las cuales se encuentra aferrado. La reflexión junto a in profesional, tanto como indagar esas creencias y buscar dentro de las posibilidades, tomando una actitud responsable frente a la vida, son fundamentales.
Te invito a que encuentres ese espacio para poder solucionar aquello que te ata y no permite que avances, obtengas beneficio propio y alimentes tu estima:
Asesoramiento Psicológico

      -Un lugar de comunicación afectiva y efectiva.
               -Un lugar para el cambio y el crecimiento personal.
                            -Un lugar para producir equilibrio y hacer más sencilla la vida.

jueves, 7 de febrero de 2013

Cuando el cerebro y el cuerpo dicen basta!


Surmenage, cuando el cerebro y el cuerpo dicen basta

El estrés no se debe subestimar:
A modo de Resumen:¿Qué es el surmenage?Generalmente se lo atribuye al estrés, al exceso de trabajo, a la fatiga física, emocional y mental, al querer superar obstáculos por encima de las propias capacidades. Prácticamente es el nombre que se le daba antiguamente al hoy conocido estrés. Sabemos que el estrés es uno de los principales enemigos de la salud y muy especialmente para los que padecemos del SFC. (Síndrome de fatiga crónica)
El surmenage, también conocido como síndrome de fatiga crónica es un tipo de bloqueo del sistema nervioso, y los sintomas son de lo más variado, pudiendo ir desde una severa pérdida de memoria y problemas de concentración hasta desmayos, y estados de shock, que dejan a los que lo padecen incapaces de reaccionar, pareciendo zombies.
Desde 1989 la Organizaciuón Mundial de la Salud hizo oficial su existencia, se estima que para diagnosticarse como tal, la persona afectada ha bajado su rendimiento psico-físico en un 50 %
La constante acumulación de stress, problemas de diversa índole, etc, logran sobrepasar cierto límite de tensión emocional, la cual disminuye las defensas y genera una severa depresión.
El cuerpo segrega adrenalina en forma excesiva, lo cual genera a su vez un cuadro de hipertensión arterial, que origina un cierre de las arterias del corazón, cerebro, retina de los ojos y riñones.
Los síntomas del surmenage son: sentirse triste por largos períodos de tiempo, pérdida de gusto ante cosas que antes le gustaban, problemas de apetito y sueño, (perdida de ambos o necesidad en exceso), cansancio mental o físico que no mejora con el descanso, poca concentración, trastornos del humor e incluso ciertas enfermedades somáticas.
Toda esta sintomatología no se presenta de la noche a la mañana, sino que son factores acumulativos.

Otros síntomas pueden ser:
  • Fatiga que dura más de 24 horas después de realizar una actividad física que normalmente sería tolerada fácilmente
  • Fiebre leve (101° F [38.3° C] o menos)
  • Dolor de garganta
  • Sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello o la axila
  • Debilidad muscular en todo el cuerpo o en distintas partes, que no es causada por ningún trastorno conocido
  • Dolores musculares
  • No sentirse descansado después de haber dormido suficiente tiempo
  • Dolores de cabeza de calidad, gravedad y patrón diferentes de las anteriores
  • Dolor en las articulaciones, que muchas veces pasa de una articulación a otra , sin edema ni enrojecimiento de las articulaciones
  • Falta de memoria u otros síntomas similares que incluyen dificultad para concentrarse, confusión o irritabilidad
Los especialistas recomiendan un tratamiento basado en ejercicios para estimular el sistema nervioso y liberar endorfinas, y así mantener activo el sistema neurovegetativo.
La alimentación debe basarse en pescado azul (sardinas truchas, atún), vegetales, frutas, y si es posible una copa diaria de vino tinto.
Generalmente con un tratamiento de antidepresivos e inductores del sueño, el afectado se recupera; después debería descargar su angustia y de ser necesario seguir alguna psicoterapia.
Evitar las trampas del entorno laboral y encontrar el placer en lo que se hace pueden ser las llaves para evitar el agotamiento por exceso de trabajo.
La crisis económica, el temor al desempleo, los deseos de superación intelectual y el vacío afectivo en el que muchas personas caen al priorizar las condiciones materiales antes que otros valores personales pueden ser caldo de cultivo para lo que desde hace tiempo se conoce como “surmenage” o colapso intelectual. Primo hermano del burnout (o “síndrome de la cabeza quemada”), este padecimiento se hace carne en quienes exigen a su cerebro más de lo que este puede procesar.
Si el burnout es característico de quienes interactuaban cotidianamente con personas –empleados públicos, maestros, asistentes sociales– el surmenage puede atacar a todos por igual. A los trabajadores que no dan descanso a su cabeza, e incluso a estudiantes.

Señales de agotamiento

Un cuadro de surmenage o estrés laboral e intelectual puede traer síntomas físicos, comportamentales y también afectivos.
Entre los síntomas físicos se pueden encontrar palpitaciones, acompañadas por una sensación de que el corazón late con fuerza, de forma irregular o rápida. Puede haber dolor y opresión en el pecho, hormigueo en brazos y piernas, indigestión y distensión abdominal por gases, micciones frecuentes, bruxismo (el hábito de apretar los dientes), impotencia o falta de libido, alteración del ritmo menstrual, dificultad para enfocar los ojos, tensión muscular –a menudo dolor en la nuca o en la parte baja de la espalda–, cefalea persistente –con frecuencia comenzando en la nuca y extendiéndose hacia adelante sobre la cabeza–, erupciones cutáneas o la sensación de tener un bulto en la garganta.
Pero esto no es todo. Quien padece un surmenage también experimenta un cambio de comportamiento que puede ir desde la indecisión y descontento injustificado, el aumento del ausentismo y la demora en recuperarse de accidentes y enfermedades, la tendencia a sufrir accidentes y descuido en la conducción de vehículos, la disminución de la calidad y la cantidad de trabajo, el aumento del tabaquismo y del consumo de alcohol, la dependencia de drogas: tranquilizantes y somníferos, exceso de comida o pérdida del apetito hasta cambios en la forma de dormir: dificultad para quedarse dormido y cansancio.
A su vez, y no menos importante se suceden alteraciones afectivas tales como los cambios de humor de forma excesiva y rápida, la preocupación excesiva por cosas que no merecen la pena, la incapacidad de sentir compasión por otras personas, el interés excesivo por la salud física, el introvertirse y soñar despierto, la sensación de cansancio y falta de concentración y también el aumento de la irritabilidad y la angustia.

La puerta de entrada

¿Por qué esta actitud de sumergirse en el trabajo o el estudio puede volverse patológica? ¿Se puede el dejar de pensar y de ocuparse de todo lo demás?
Pueden existir presiones externas y/o internas. “Las externas son de la institución de trabajo ó estudio, que tiene altas demandas hacia el sujeto y que además éste cree que no puede regular”, explica la psicoanalista y presidenta del capítulo de Psiquiatría Preventiva de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Elsa Wolfberg.
Las razones internas, en tanto, pueden ser la necesidad de eludir el afrontamiento de conflictos personales, subjetivos, frente a lo cual tanto el exceso de estudio o de trabajo se vuelven “buenos”, distraen y son fácilmente “legalizables”. Para Wolfberg, tanto el trabajo como el estudio son recursos de crecimiento personal, pero también pueden proveer el modo de huida de resolver crisis afectivas, y en esa medida, no crecer.
No menos cierto es el hecho de que la precarización laboral promueve la existencia de un clima social más competitivo que cooperativo y en tanto así, la competencia puede no tener límite para conseguir un lugar laboral que es cada vez más escaso.
Lo mismo ocurre con los estudios. El querer absorber demasiado conocimiento en poco tiempo puede llevar al cerebro a una fatiga de difícil recuperación. En este sentido, es fundamental respetar los tiempos de cada uno y aquellos destinados al descanso físico e intelectual.

A no ser el último en darse cuenta

El surmenage siempre da señales. Quien lo padece siente la extenuación, la dificultad para trabajar o estudiar, la fatiga profunda que no revierte con el descanso de poco tiempo sino que requiere un proceso de remotivación y recupero de sentido de la tarea. La vida afectiva y los vínculos próximos tienden a ir empobreciéndose; tal vez la persona se aísle y evite el contacto social.
“ Atender a esas primeras señales de sobrecarga, regular la actividad con ingenio y creatividad, tratando de recuperar el gusto por la actividad y atendiendo también a los aspectos afectivos y sociales, los vínculos y los otros intereses vitales que se puedan tener son medidas fundamentales para no caer en el surmenage o estrés laboral e intelectual”, señala la psicoanalista.
Por otra parte, es esencial la conexión con el propio cuerpo, tanto para captar las señales de tensión y sobrecarga, como para realizar actividades corporales que procuren bienestar. En este sentido, es aconsejable realizar siempre alguna actividad física que resulte placentera: practicar deportes como la natación, yoga, bailar, o emprender actividades lúdicas o artísticas en las que se involucre todo el cuerpo.
“Siempre es posible encontrar un margen de negociación personal con la demanda laboral, como para no colapsar, ‘rebusques' ingeniosos para que la actividad pueda seguir dando una cuota de placer ya que en tanto así sea, el trabajo será salud”, concluye Wolfberg.

1-   Evita trabajar a un ritmo exasperado con la preocupación constante de querer hacer mucho y hacerlo rápido.
Trabajar con tanta ansiedad, no logra los resultados deseados, más bien ocurre lo contrario: hay un consumo excesivo de energía acompañado por una pérdida de rendimiento.
No siempre el que trabaja más fuerte obtiene más resultados

2-   Otro error muy importante que hay que evitar es realizar una actividad mientras estas pensando en otras cientos de cosas que tienes pendiente por hacer, o en problemas familiares, o en la discusión que tuviste el día anterior con el vecino, no ayudan para nada a concentrarse, y redundan en pérdida de eficacia en la realización de cualquier actividad.
Estas recomendaciones se aplican no sólo a los que trabajan, sino también para los estudiantes y en general para todas las personas que se ven obligados a realizar una actividad en particular, incluso en casa.

lunes, 21 de enero de 2013

MIEDO AL ABANDONO


CONSULTORÍA PSICOLÓGICA: COUNSELING
El miedo a ser abandonado o dejado es una condición humana. Es un proceso que se vive muy temprano en la infancia, cuando somos seres dependientes y con grandes necesidades de la presencia de los adultos, principalmente la madre. Si esta desparece por algún tiempo, caemos en pánico y nos sentimos abandonados. En la infancia es un temor entendible. Pero resulta que ahora tengo veinte, treinta, cuarenta o cincuenta y tantos años y sigo viviendo con un gran miedo a ser abandonado. Para que no me abandones, entonces, soy capaz de hacer lo que sea para que no te vayas, para que permanezcas conmigo, para que siempre me necesites. - Estoy dispuesto a hacer, decir, vivir como tu quieres, pero por favor, no te muevas de mi lado.
- O por miedo al abandono me adelanto y abandono yo primero. En el primer caso, caemos en una serie de estrategias de manipulación, por supuesto, de manera inconsciente, que se traduce en conductas como:

- Cedo mis necesidades para que te des cuenta de lo importante que eres para mí. Al necesitarme no me vas a abandonar.
- Estoy dispuesto a darte gusto en todos tus caprichos, a pesar de mí mismo, pero quédate junto a mí toda la vida.
- Prefiero no decirte lo que me molesta, me irrita, me enoja o me asusta para que creas, que soy una persona muy bondadosa contigo. Así siempre querrás tener presencia en mi vida.
- Te chantajeo con todo lo que te doy y te llevo un recuento, para que veas que la cuenta de lo que me debes es muy grande, así no podrás irte, la deuda es demasiado grande.
Evidentemente para que exista una manipulación de esta naturaleza se necesitan dos y para llegar a estas situaciones, también. Pero una cosa es tener temor al abandono, y otra muy distinta, vivir llenos de desconfianza y turbación en lo referente a nuestra relación de pareja. 
El abandono está en relación directa con la sensación de desamparo. El abandono no solo es físico, también existe el abandono amoroso, el abandono intelectual, el abandono de intereses, el abandono de nosotros mismos. 
Sin embargo, cuando tenemos una pareja a la que amamos demasiado; pero que al mismo tiempo nos sentimos solos, sin apoyo, fuera de su compañía y de su afecto, entonces ese sentimiento de aislamiento nos carcome. Ya que el abandono de la compañía, de la mirada, de la atención, y el aprecio por parte de nuestra pareja, se ha ido, y al parecer, para siempre y desde hace tiempo. 
Cuando alguno de los integrantes de la pareja, decide ya no estar en la relación sea consciente o inconscientemente, deja al otro en un estado de vulnerabilidad tal, que no se acierta a comprender; el desamparo se revela como cómplice asustado. El temor a la soledad y el abandono distorsiona las relaciones, de tal manera que con frecuencia las personas no saben si actúan por amor o por miedo. Todos esperamos que nuestra pareja sea relativamente estable e incuestionablemente fiel. De hecho, la mayoría de las personas no soportarían una relación fluctuante y poco confiable, y no sólo por principios sino por salud mental. Por donde se mire, una relación incierta es insostenible y angustiante. Anhelar una vida de pareja estable no implica apego, pero volverse obsesivo ante la posibilidad de una ruptura si. 
En ciertos individuos la búsqueda está asociada a un profundo temor al abandono y a una hipersensibilidad al rechazo afectivo. La confiabilidad se convierte para ellos en una necesidad compulsiva para aliviar el miedo anticipatorio a la carencia.
 No importa que la esposa sea mala amante, pésima ama de casa, regular mamá o poco tierna: "pero es confiable, sé que jamás me abandonará". El marido puede ser frío, mujeriego agresivo y mal padre, pero si es un hombre "estable", constante y predecible y perseverante en la relación queda eximido de toda culpa: "no importa lo que haga, me da la garantía de que siempre estará conmigo". 
La historia afectiva de estas personas está marcada por despechos infidelidades, rechazos, perdidas o renuncias amorosas que no han podido ser procesadas adecuadamente. Más allá de cualquier argumento lo primordial para el apego a la estabilidad, confiabilidad es impedir otra deserción afectiva:" prefiero un mal matrimonio a una buena separación”. El objetivo es mantener la unión afectiva a cualquier costo y que la historia no vuelva a repetirse. Ante el abandono sea del tipo que sea, es mejor tomar distancia y repensar nuestra relación en pareja. Por más doloroso que parezca cuando la pareja ha decidió no estar más afectivamente con nosotros requerimos estar atentos a nuestras vidas.
Al ser abandonados nos deja una sensación de vacío en el alma. Pero perder la dignidad, rogar y estar empecinados en que nuestra relación de pareja se quede con nosotros, entonces, es mejor aceptar y buscar Recuperar la Confianza en el Amor y en nosotros mismos. En relaciones muy deterioradas ante la amenaza del abandono podemos caer en chantajes de muerte, de agresión y de indignación. Nadie puede forzar el amor del otro, tampoco podemos esperar años y años a que nuestra pareja vuelva. Aceptar y transitar un proceso de duelo es lo deseable. 
Pese a todos nuestros temores y miedos, aún con mayor razón, necesitamos recuperarnos y estar atentos a nuestro SANACION. Dejar de poner el foco de atención en nuestra pareja y su abandono y empezar a atendernos a nosotros mismos, porque el primer abandono es el que nosotros hemos hecho con nosotros mismos. Dejar de vivir como víctimas y hacernos RESPONSABLE del cuidado de nuestra persona porque nos hemos olvidado tanto de nuestro propio SER, por tanto, iniciemos de nuevo la atención hacia nosotros mismos. 
Se puede perder el amor, se puede perder a la pareja, se puede perder la relación, pero lo que no se puede perder, es la dignidad personal. 
Tocar el abandono amando a nuestra pareja es una experiencia desgarradora y traumática, lleva tiempo asimilarlo, es una pérdida, es un duelo, y por tanto, tenemos que transitar esos caminos del luto y del dolor. Las heridas se curan con el tiempo con el proceso de aceptación.
Como dice Osho ¨El dolor forma parte de la vida, el sufrimiento es opcional¨ Después de un tiempo llega la calma, la paz, la tranquilidad y las ganas de reiniciar una nueva vida. Pero mientras tanto, tenemos que recorrer y develar los pasos de la separación.
El abandono es un riesgo del amor, como el desamor, los celos, la infidelidad. Sólo por el hecho de amar necesitamos hacer frente a estas situaciones que siempre se presentan en el Amor. Cuando uno mismo se deja paralizar por el miedo al abandono debe de poner en práctica un sentimiento de confianza en el otro que es fácil de ejercitar si pensamos que el otro también puede tener el mismo temor. En última instancia, el amor es un acto de fe y de confianza extrema que requiere reciprocidad y empatía. Ingredientes fundamentales en el seno del amor pero también de la amistad. Pero es verdad que a veces al ser humano le cuesta abandonar los límites de la individualidad. Entre el miedo a la invasión y el miedo al abandono: Es una constante, en nuestra sociedad, que se hable de un miedo al compromiso en la pareja. Tanto los hombres como las mujeres construyen vínculos livianos que se disuelven en el tiempo.


¿Qué hay detrás de este miedo?

El miedo al compromiso tiene como fondo el miedo a la entrega, el miedo al amor y sus implicancias. Es muy difícil entregarse verdaderamente, puede haber una pareja o un matrimonio de años y, sin embargo, puede no haber entrega. Cuando nos entregamos estamos en carne viva, sentimos intensamente y nos acercamos al más preciado tesoro: ser queridos incondicionalmente. 
El llegar al bienestar de la intensa conexión que da la verdadera entrega, inaugura la posibilidad de la pérdida de ese bienestar y así aparece el miedo. Este temor se representa en dos miedos básicos que aparecen en las relaciones íntimas, el miedo al abandono y el miedo a la invasión. Son temores que traemos desde nuestras primeras relaciones significativas y que la vida de pareja actualiza y aviva.
Es interesante observar la dinámica de la pareja cuando uno de ellos sufre el miedo a la invasión y el otro sufre el miedo al abandono. La situación más conocida (aunque bien puede darse al revés) es aquella donde la mujer sufre el miedo al abandono y el hombre el miedo a la invasión. En este caso la mujer, que abriga el temor a ser abandonada, se cubre de esa posibilidad mediante la acción, despliega estrategias de acercamiento y acercamiento que supuestamente evitan el abandono. Ese movimiento de acercamiento hace que el hombre se sienta invadido golpeando justamente en su miedo básico y se genera un alejamiento preventivo que realimenta la sensación de abandono cerrando el círculo vicioso. Es importante observar que detrás de todos estos movimientos hay miedo al dolor.
Cuando se intenta poseer, prevenir o directamente invadir no hay entrega verdadera al otro, hay entrega cuando se acepta lo que hay. Naturalmente podemos elegir irnos si no nos gusta o si no nos alcanza lo que hay, pero existe verdadera aceptación cuando el corazón le dice sí al otro tal cual es. El miedo a la invasión, por su lado, es el miedo a dejar de ser uno mismo, hay una necesidad tan grande de satisfacer al otro que se posterga el propio deseo. Esta es una situación típica en los hombres que necesitan proveer, satisfacer y hacerse cargo del bienestar del otro. La figura del hombre proveedor, capaz de proveer desde los bienes materiales hasta la felicidad, está muy arraigada en nuestra sociedad. Y la preocupación por satisfacer el deseo del otro puede invadir de tal manera que dejemos de ser nosotros mismos. 
Entonces, ¿La aceptación del otro es el ingrediente más importante para asumir un compromiso y hacer un camino de felicidad?
Si tomamos lo que hay, si aceptamos lo que sucede con dignidad, sin pelear confiando que algún sentido tiene, podemos disfrutar, aprender, fluir. Aceptar no significa esconder lo que me disgusta del otro. Nada nos causa en la vida mayor felicidad que ser aceptados tal cual somos y que cada uno de nosotros merezca ser aceptado tal cual es. 
No aceptar al otro es un trabajo inútil porque el otro es quien es, lo aceptemos o no. 
El no aceptar nos lleva al enojo, frialdad y alejamiento ya que lo que hay detrás es desvalorización. El punto es que también queremos imponer nuestra manera de ser porque “es mejor”, apoyados en nuestras razones. 
¿Cuánto puede durar una relación basada en la desvalorización del otro? Esto empieza con un estado de enamoramiento que complica el punto de partida.
Sucede que a veces tenemos tanta ansia de amor que vemos en el otro la persona que ansiamos y no a quien realmente es. Con el tiempo descubrimos al otro real y caemos en la cuenta que nos habíamos enamorado de nuestra propia proyección.
 A veces inventamos el amor y luego sufrimos porque se cae la fantasía.
Lo que pasa es que después de un tiempo la otra persona se empieza a mostrar tal cual es y eso no coincide con nuestras ideas. Allí comienzan los conflictos. ¿Hay alguna esperanza de recomponer el vínculo o cada uno por su lado? 
La cuestión más importante es Darse Cuenta si podemos amar a ese que vemos o si quedamos pegados a nuestro ideal. 
Aquí realmente puede empezar el amor, una vez que Aceptamos al otro y nos damos cuenta si lo amamos así como es. 
De esta manera el fin del enamoramiento podríamos tomarlo más constructivamente ya que puede ser la puerta del amor.
La des-ilusión, en este sentido, es una gran cosa. Cuando no estamos tomados por una ilusión, es decir por una idea de lo que el otro es, comienza la real posibilidad de que el amor suceda, porque el amor solo se da entre dos personas de carne y hueso y no entre dos ilusiones. El amor da trabajo, porque no se construye de ilusiones o de sometimientos. Solo es posible entre dos seres únicos y por lo tanto diferentes.

ASESORAMIENTO PSICOLÓGICO:

-Un lugar de comunicación afectiva y efectiva.
                  -Un lugar para el cambio y el crecimiento personal.
                  -Un lugar para producir equilibrio y hacer más sencilla la vida.

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Lourdes Rayson
Técnica Superior en Consultoría Psicológica