La transformación se produce por
medio de la aceptación.
Nos hacemos íntegros cuando aceptamos una
experiencia tal como es, sin intentar cambiarla ni arreglarla, y esto es sólo
posible cuando nos liberamos de todo ideal y creencia acerca de cómo debe ser la vida y de cómo
debemos ser nosotros.
Por ejemplo, cuando aceptamos nuestros
momentos de soledad o de ira y empezamos a relajarnos con ellos, diciendo “si”
a lo que es, nos estamos dando permiso para descubrir por primera vez qué se
siente en realidad en ese estado.
Comprender algo profundamente es,
de suyo, una fuerza transformadora; pero esto no es ni un esfuerzo ni un
objetivo. El primer paso consiste en llegar a aceptar cómo son las cosas, más
que intentar cambiar nada a base de esfuerzo o de fuerza de voluntad.
Esto trae gradualmente, con el tiempo, un cambio
verdadero, y en esto se contiene toda la ciencia de la transformación interior.
Aquello a lo que nos oponemos perdurará.
La alquimia de la transformación interior
consiste de pasar del “No” al “Si”. También llamado aceptación.
…Acepta y celebra todo lo que se
encuentra dentro de sí. Si estas triste, celebra la tristeza; si estas furioso,
celebra también…y así sucesivamente. Es un planteamiento inteligente, pues la
emoción es básicamente energía, y cuando decimos “SI” a la energía tal como es,
esta tiene libertad para moverse, para cambiarse y transformarse…
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